IMAGÍNATE
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Vivo desde hace tiempo marcada por una etiqueta: esa que me pusieron unos cuantos de blanco para explicar mis rarezas.
Esa que me hace ser cada vez menos yo y con la que siempre me nombran, esa que me hace ser cada vez más número y menos persona. Esa que necesito para abrir puertas y obtener cura pero a la vez me tortura con tanta costura que a veces me aprieta.
No soy mi dolor, aunque a veces se me claven mil puñales en el cuerpo.
No soy mi fatiga, aunque a ratos el día se me antoje eterno.
No soy mi silencio, aunque a veces por no explicar, me calle.
No soy mi memoria perdida, ni mis noches en vela, ni mis desaires.
No soy el muro que debo escalar cada vez que te quiero explicar cómo me siento, y recibo palabras de falsa empatía y pobres consejos. Soy una persona con mil ilusiones muriendo por dentro que lleva en su risa cenizas y a hombros mochilas forjadas con hierro.
Cecilia Vizcaíno Bellón
Conocí a la Asociación FibroReal en Junio del 2018. Y como se contaría en algunas historias de amor fue amor a primera vista. Yo que venía de haber estado trabajando por distintos países de Latinoamérica en Proyectos Sociales de Desarrollos Humano, proyecto educativos y ligados a la salud y el arte; quería sistematizar a través de mis estudios de Doctorado en Investigación en Humanidades, Arte y Educación, en la UCLM todas esas experiencias y aprendizajes.
Mi primer interés era trabajar con pacientes con cáncer a través de la implementación de un Programa de Arteterapia para el mejoramiento de la calidad de vida y así tener la oportunidad de generar un proceso como ese en España. Para lo cual, tomaría como referencia principal los programas que había implementado en Argentina con pacientes de Cuidados Paliativos del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo ubicado en Buenos Aires, así como el programa implementado con niños con cáncer en la Fundación Pérez Scremini en Montevideo, Uruguay.
Sin embargo, al empezar mi proceso de investigación doctoral pude notar que en España no hay una aceptación clara sobre el aporte que puede brindar el Arteterapia a personas con enfermedades crónicas. Sobre todo, para enfermedades tan complejas y con alto índice de mortalidad como el cáncer. Y donde muchas veces experiencias de trabajo poco rigurosas han generado desconfianza en los pacientes y familiares de quienes lo padecen.
Frente a ello, es que pude contar con la orientación de mi director de tesis Dr. Javier Cejudo quien me planteó la posibilidad de reconducir mi investigación y dirigirla a una enfermedad aún muy desconocida pero cuya incidencia es tan alta que se calcula que la padecen más del 4% de la población española. Fue así que me planteó la posibilidad de poder iniciar coordinaciones con ellas a miras de poder implementar un trabajo de investigación que tuviera a FibroReal como protagonistas de la misma.
Desde meses antes de conocerlas y con el interés de saber más sobre la enfermedad y de quienes la padecen. Empecé a investigar material bibliográfico, fílmico así como realizando la revisión tesis doctorales y propuestas de intervención y abordajes que se habían dado en España, Europa y otras partes del mundo. Y entre las cosas más interesantes que pude notar acerca de la enfermedad están:
Y sumado a todo ello, que la detección de dicha enfermedad es tan compleja que quienes la padecen, a falta de un adecuado diagnóstico tienen que pasar durante años por un peregrinaje constante entre médicos y especialidades que no logran solucionar sus problemas de salud físico y mental, generados a raíz de la enfermedad. Recibiendo en muchos casos el rechazo de personal médico que hasta el día de hoy siguen creyendo que es una enfermedad inventada y de familiares y amigos que no saben como actuar frente a una persona con esta problemática.
Frente a toso esto, es como en Junio del 2018 tuve el gusto de poder conocer a la Junta Directiva de FibroReal y tener un primer acercamiento con ellas. Conocerlas fue dar inicio a una relación basada en el respeto, la confianza, el compromiso y servicio. Fue saber de la labor que vienen realizando desde que se constituyeron como asociación para poder brindar apoyo, asesoría y acompañamiento a todas aquellas personas que padecer de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica.
Conversar con ellas fue poder a través de sus testimonios tener un mejor entendimiento de todo lo que venía investigando. Pero sobre todo tener de primera mano sus impresiones y sentimientos frente a lo que vienen afrontando en sus vidas y llenar el vacío que muchas veces se genera al diseñar programas de intervención que muchas veces se hacen desde el escritorio del investigador sin conocer las necesidades, demandas y lo que las personas esperan de un programa en el que ellas se interesan en participar.
Desde el primer encuentro tuve claro que lo que más les interesaba era poder generar un espacio de encuentro donde cada una de las participantes pudieran sentirse acogidas, donde las actividades que se realicen sean más vivenciales que teóricas, que dentro de lo que se realizara hubiera variedad de tal forma que se pueda mantener el nivel de participación e interés por parte de ella. En resumidas cuentas, un espacio donde pudieran sentirse bien, disfrutar y compartir.
Con todos estos insumos, la participación en los eventos y reuniones que iban organizando; así como las coordinaciones constantes es que pude afinar la propuesta que tenía pensada implementar con ellas. Es así como para inicios de Diciembre del 2018 ya contaba con una propuesta final del Programa de Arteterapia: “El arte de Sentir” que tenía como objetivo principal mejorar la calidad de vida de las mismas a nivel físico, psicológico y social.
Desde Enero a Mayo del 2019, se llevaron a cabo los Encuentros Arteterapéuticos Grupales, los cuales se desarrollaron en las instalaciones de la Facultad de Educación de la UCLM, con una frecuencia de una vez por semana los días viernes de 17 a 19 horas.
En cada uno de los encuentros ha sido maravilloso verlas aflorar en su potencial creativo, las habilidades plásticas, artísticas y diversas que tenía cada una de ellas. Así como notar como de manera progresiva el grupo se iba cohesionando, generando lazos de fraternidad, confianza y afecto. Una vez logrado el sentimiento de grupo pude notar como cada vez se arriesgaban a probar materiales, disciplinas artísticas, así como compartir sentimientos personales sabiendo que se encontraban contenidas y acogidas tanto a nivel grupal e individual. Han podido hacer un recorrido por sus ciclos de vida para finalmente situarse en el presente y en lo que quieren para su futuro.
Y en el marco de estos encuentros se han podido generar producciones de una belleza estética única que han sido reunidas en una Muestra Artística y Fotográfica titulada: “Arte y Dolor: Pintando las enfermedades Invisibles” la cual ha sido presentada en diversos eventos que hasta el día de hoy sigue siendo requerido en diversos espacios y actividades en los que va despertando interés en los espectadores.
En resumidas cuentas, se han tornado de asistentes a un taller, a protagonistas y creadoras con opinión propia y con un potencial creativo arrollador. Y me siento sumamente agradecida de haber podido acompañar el proceso llevado a cabo con ellas. Un proceso que si bien tiene fecha de inicio no tiene un fin ya que ellas cada día se superan a sí mismas. Y pueden de manera progresiva notar que tienen una enfermedad pero que no son una enfermedad. Que tienen la capacidad de poder implementar estrategias para mejorar su calidad de vida pero que para esto necesitan de todos: